Características del vuelo de los colibríes
Si has visto a un colibrí a una distancia más o menos cercana a ti, podrás haberte dado cuenta de que el batido de sus alas es veloz y que no puedes mirarlo con detalle. El vuelo de los colibríes es una de sus características más famosas y estudiadas, y está llena de datos sorprendentes.
En primer lugar, los colibríes no vuelan rápido solo por un capricho de la naturaleza. A lo largo de su historia evolutiva desarrollaron adaptaciones que les ha permitido superar obstáculos y sobrevivir en el medio ambiente en el que se encuentran. Ellos practican el vuelo batido, que consiste en mover las alas en dos fases: de arriba hacia abajo como si estuvieran remando en el aire. Las alas se encargan de soportar todo el peso del cuerpo y de empujarlo hacia adelante.
Alas especializadas
Las alas están adheridas a los hombros, hecho que les otorga mayor libertad de movimiento.
Pueden ser pequeños, pero tiene extremidades muy fuertes que serían la envidia de muchos animales. El diseño de sus alas es sencillamente perfecto para sus necesidades de alimentación (ya ves que el néctar es su bocadillo predilecto): la mayor parte de su estructura ósea está construida de forma semejante a la de unas manos, pero son básicamente brazos muy modificados.
Las alas están únicamente adheridas a los hombros, hecho que les otorga mayor libertad de movimiento y les permite girar desde ahí y no desde las muñecas. Los huesos son cortos y robustos, pero aún así ligeros. Los músculos encargados del batido alar están hipertrofiados, es decir, muy grandes y desarrollados en comparación con los de otras aves.
¿Cómo vuelan? Colibríes en el aire
Para sustentar todo su peso, estas aves deben batir las alas de forma sumamente rápida y de forma permanente. Esto requiere mucho esfuerzo, mucha energía y mucho tiempo, por lo que necesitan consumir una cantidad considerable de azúcar.
Son los únicos vertebrados capaces de mantener el vuelo sostenido en un mismo sitio.
Poseen una gran carga alar, que se define como la relación entre el peso y la superficie de las alas de un ave. En el caso de los colibríes, la superficie de cada ala está reducida, lo que evita el exceso de fricción en el aire, y como tienen mayor carga alar, son más veloces. Las plumas de los extremos, llamadas remeras, son largas y están muy juntas, características perfectas para el batido.
Los colibríes son los únicos vertebrados capaces de mantener el vuelo sostenido en un mismo sitio (es el cernido, como si flotaran), de hacerlo hacia atrás, hacia los lados, hacia arriba e incluso al revés. El vuelo sostenido en su sitio puede durar largos períodos de tiempo mientras están alimentándose de una flor. No se posan sobre ramas, pues muchas de sus fuentes de alimento son flores colgantes.
Pueden batir sus alas de 20 a 200 veces por segundo.
La forma en que vuelan es completamente diferente a la de cualquier ave. Esto ha sido confirmado con ayuda de cámaras de vídeo de alta velocidad, y ahora es posible notar en cámara lenta las formas que dibuja en el aire. Cuando se ciernen, la punta de las alas realizan un recorrido en forma de 8 (ocho) horizontal, de modo que primero giran en direcciones opuestas entre sí, y luego se invierten en la forma de 8. Sus alas se mueven hacia atrás gracias a la unión con los hombros y adoptan una postura ligeramente erguida.
En tanto mueven las alas de arriba hacia abajo, se forman vórtices en los espacios traseros y delanteros del aire, y después se forma un solo vórtice que crea un área de baja presión, lo que facilita el ascenso del ave y el mantenimiento de su posición semifija. Son capaces de adaptarse a la dirección del viento si giran su cuerpo, ya que así el flujo de aire se adapta a su posición.
El batido de sus alas produce un sonido distintivo que muchas veces precede a su avistamiento. En general, pueden batirlas de 20 a 200 veces por segundo, según su posición y la actividad que realicen. Muchos de ellos lo hacen unas 70-80 veces por segundo.
Si hay algo que destacar de los colibríes, es su habilidad al volar.